Yo soy Malala



Fragmente del prólogo del libro; Yo soy Malala  Escrito por Malala Yousafzai con Christina Lamb, 2013 Traducción: Julia Fernández

(…)El día en que todo cambió fue el martes 9 de octubre de 2012. Tampoco era un momento especialmente bueno, porque estábamos en plena época de exámenes, aunque como soy estudiosa no me preocupaban tanto como a algunas de mis compañeras.
Aquella mañana llegamos al estrecho camino de barro que se bifurca de la carretera Haji Baba en nuestra habitual procesión de rickshaws de colores brillantes echando humaredas de diésel. En cada uno íbamos cinco o seis niñas. Desde la llegada de los talibanes no había ningún signo que identificara la escuela, y la puerta de hierro ornamentada en un muro blanco al otro lado de la leñera no da ningún indicio de lo que hay detrás.
Para nosotras aquella puerta era como una entrada mágica a nuestro mundo particular. En cuanto penetrábamos en él nos librábamos de los pañuelos como el viento que despeja las nubes para dejar paso al sol, y subíamos desordenadamente la escalera. En lo alto de la escalera había un patio abierto al que daban las puertas de todas nuestras aulas. Arrojábamos allí nuestras mochilas y después nos congregábamos para la reunión matinal bajo el cielo, firmes, de espalda a las montañas. Una niña ordenaba «Assaan bash», «¡Descansad!», y nosotras dábamos un taconazo y respondíamos «Allah.» Entonces ella decía «Hoo she yar», «¡Atención!», y dábamos otro taconazo, «Allah.»
La escuela la había fundado mi padre antes de que yo naciera y en lo alto de la pared estaba orgullosamente escrito «Colegio Khushal» en letras rojas y blancas. Teníamos clase seis días a la semana y en mi curso, el noveno, que correspondía a los quince años, memorizábamos fórmulas químicas, estudiábamos gramática urdu, hacíamos redacciones en inglés sobre aforismos como «no por mucho madrugar amanece más temprano» o dibujábamos diagramas de la circulación de la sangre… la mayoría de mis compañeras querían ser médicos.
Es difícil imaginar que alguien pueda ver en esto una amenaza. Sin embargo, al otro lado de la puerta de la escuela, no sólo estaban el ruido y el ajetreo de Mingora, la principal ciudad de Swat, sino también aquellos que, como los talibanes, piensan que las niñas no deben ir a la escuela.(…)



Comentarios

Entradas populares de este blog

“Ya te conté”. Pues eso, ya te conté"

Vigencia de Cronopios y Famas

Un proyecto del "maestro Manu"