(...) Así de ese tercer año, del cuarto y parte del quinto, que no terminé, permanece en mi memoria, por lo que hace al último, una ventana muy grande en un aula de un segundo piso, y en esta aula,iluminada por el sol matinal, la figura de ese maestro moviéndose sin cesa de su mesa al pizarrón y viceversa. Quizás debido a esos pequeños vuelo y a su rostro afilado de pájaro había recibido de los alumnos el mote inocente de "Palomo". Lo recuerdo poniéndome a leer en voz alta pequeños trozos de un libro poco común entre los de su clase, titulado Lecturas para colegios que había sido preparado por el educador costarricense Moisés Vicenzi. Cualesquiera que hayan sido mis problemas con la enseñanza en la escuela, me da gusta declarar con énfasis que dificilmente ha podido existir en primaria alguna un libro de lecturas mejor que ése. Sé también con seguridad que a mí me abrió otro de los caminos por los que sin saberlo continuaba internándome en la literatura. Entre lo que mas me i