"Convencer a la opinión pública"

En el suplemento sociedad de “El Arca Digital” edición 429 hay un nota imperdible, bajo el título “Buenos Aires, siempre inundable--Nuestra ciudad y Mickey Mouse” Firmada por Antonio Elio Brailovsky – Escritor- Ex Defensor del Pueblo. Licenciado en Economía Política. Profesor titular de la UBA. Nota que fue publicada en Le Monde Diplomatique y resume el documentado libro “Buenos Aires, ciudad inundable”. Coedición Kaicrón-Le Monde Diplomatique.

Esta nota es un ejemplo de palabras “Vivas” Lo que sigue es una síntesis que espero sea significativa y mueva a quienes se asomen a este blog, a leerla completa en: http://www.elarcadigital.com.ar/modules/suplementos/articulo.php?id=137

“Sin duda la mejor actuación de Mickey Mouse en toda su carrera fue cuando representó al discípulo del mago en la música incidental de Paul Dukas: “El aprendiz de hechicero”, con la batuta de Leopoldo Stokowsky. Por una vez Mickey pudo liberarse de la banalidad de los argumentos de Disney y mostrar su capacidad actoral en un conflicto humano.
El equipo Dukas, Stokowsky, Mouse, nos muestra una inundación artificial. No se debe al capricho de la naturaleza, sino que es el resultado de la acción humana (o ratonil) que pone en marcha mecanismos que después no sabe o no puede contrarrestar.
(…) Como siempre, para entender algo necesitamos saber su historia.
Las inundaciones nos acompañan desde que la sífilis que le quemó el cerebro a Pedro de Mendoza le impidió percibir la topografía del terreno donde fundó la ranchería que dedicó a la Virgen del Buen Aire. Así, nos cuenta Ulrico Schmidel, el cronista de la expedición, que una iglesia de esa ciudad “se la llevó la corriente del río”, lo que quiere decir que la puso en el bajo de la barranca, en la zona de influencia de las sudestadas. Lo más interesante es que los historiadores oficiales de la Ciudad (Rómulo Zabala y Enrique de Gandía) desmienten absolutamente que Mendoza haya fundado en un lugar inundable. Y al mismo tiempo cuentan de un edificio que se perdió por la inundación. Ese tipo de contradicciones se mantiene hasta el presente.(,,,) Así, Buenos Aires se superpuso a una serie de arroyos, que los vecinos llamaron “Terceros”, ya que ése el nombre de los cobradores de impuestos. Sucede que ambos “se llevaban todo”. Ocupar los Terceros fue el primer error urbanístico importante, ya que causó inundaciones durante los siguientes trescientos años, hasta que fueron canalizados y tapados.

(…)Los cartógrafos del siglo XVIII marcan el borde de la barranca sobre el Río de la Plata, la playa, los bancos de arena y los bajos inundables que llegaban al Riachuelo. Ése era el límite que las leyes coloniales y el sentido común indicaban no ocupar. Estos detalles aparecerán en todos los mapas hasta los últimos años del siglo XIX, cuando la especulación inmobiliaria y la política manden los inmigrantes a vivir a las zonas inundables. Los gallegos irán a Soldati y Barracas, los tanos a La Boca y los mapas borrarán para siempre que esas personas fueron a las zonas bajas, que no debían haberse poblado porque no eran aptas para eso. Miren ustedes cualquier guía de calles de Buenos Aires y verán que tiene menos información que un mapa del siglo XVIII. (…) Y una vez que hicimos el negocio de meter un montón de gente en tierras que no debían habitarse, llega el momento de hacer el negocio de la obra salvadora. En 1924 se proyecta el entubamiento del arroyo y se lo anuncia como la solución definitiva. 

(…)En una sociedad que se fascina por unas cuantas toneladas de cemento, es fácil convencer a la opinión pública que la obra más grande será, también la más efectiva. Al esconder el arroyo bajo el entubado negamos su existencia y pudimos hacer enormes negocios inmobiliarios con cientos de miles de personas ingenuas que creyeron que la obra se había hecho para protegerlas.



(…)… cerramos esta nota volviendo al cine. En “Portero de Noche”, Dirk Bogarde y Charlotte Rampling nos muestran una perversa relación entre el carcelero y su víctima. Entre nosotros, las víctimas de las crecidas son quienes dan el mejor respaldo a quienes las inundaron. Porque definir un área como inundable equivale a hacer bajar en valor de la propiedad inmueble. En una sociedad en la que el valor de las propiedades es un bien más protegido que la vida, son muchos los inundados que no quieren este tipo de medidas y viven pendientes de la próxima (y tal vez inútil) obra mágica.”

*Las imágenes son propiedad del autor de la nota.

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